Barroco y excéntrico, virtuosos y poetas.-18/01/2006.

Théâtre des Nouveautés.
Pierre Challier - La Nouvelle République. 

Instrumentos surrealistas, gags y tortazos: «Los Excéntricos» hacen malabarismos con el humor.
¿Acaso el espectáculo de clowns está desfasado? ¡Que va, amigos míos, todo lo contrario! Deberíais saber que los clowns no sólo son esos que salen en el Telediario con la cara embadurnada de maquillaje y que visten con trajes de cuellos rígidos. Vale la pena que sepáis, queridos niños, que esos que veis en la tele son, generalmente, artistas de circo no demasiado buenos que fracasaron en sus verdaderas vocaciones y a los que ahora pagan sólo para conservar la esencia del circo Barnum a base de chistes viejos sobre el desempleo. Y, de este modo, con cada cachetada, consiguen posponer el puntapié que les darían en cualquier circo que se precie. Así pues, niños, mis queridos amigos, los auténticos clowns, los que actúan en el circo o en el escenario de un teatro de variedades, los que saben hacer su trabajo con el talento necesario para que te mueras de risa, los que son capaces de pegarse guantazos para paliar así la rabia que todos sentimos ante las injusticias y las frustraciones de la vida cotidiana, los que se atreven a hacer lo que nosotros nunca haríamos en una reunión oficial, en definitiva, nuestra válvula de escape, no suelen verse ni en la calle ni en la televisión… Por esta razón nos causa un placer aún mayor, el encontrarnos con los auténticos, los clowns de verdad, y más aún si tienen talento. Y, justamente, así son «Los Excéntricos», que actuaron el lunes por la tarde en el teatro Nouveautés con su irremplazable nariz roja. «Los Excéntricos»: Zaza, y su horripilante risa que atraviesa el espectáculo como un tornillo que te hace desternillar de risa hasta el punto de no saber ni dónde estás, Sylvestre, con sus dos cabezas y sus tres piernas y, finalmente, la elegante e insustituible Marcelline con su voz estridente de sirena de fábrica. BARROCO Y EXCÉNTRICO Se trata de un trío de clowns músicos en la línea de la gran tradición del barroco y de lo excéntrico, de la bofetada y del tempo loco, que realmente han conseguido que la audiencia se retuerza de la risa con un espectáculo muy personal, gracias a su destreza para tocar el tambor con pelotas malabares, la escoba-contrabajo, el violín-trompeta, el ukelele o el bandoneón, sin olvidar la indispensable sierra musical Stradivarius. Todos estos instrumentos nos permiten disfrutar de un repertorio inspirado tanto en grandes clásicos de Nino Rota, bandas sonoras de Fellini, como en las primeras notas de “Black Dog” de Led Zeppelin antes de encadenarlo con una versión de “Alabama Song” de The Doors interpretada con una aspiradora eléctrica pero, sobre todo, nos hacen troncharnos de risa gracias a una auténtica imaginación sonora y visual, que vuelve a acompañar a este género. Un tango a tres piernas, un truco de magia en el que aparece la cabeza en bandeja, el asesinato de una cantante alérgica o un dúo de bandoneones entrelazados… Y no olvidemos que el verdadero problema de los clowns es la realidad, esa que el mundo desarrollado denomina «lógica», pero con la que los clowns suelen tropezar, porque todas las reglas y obligaciones de ese mundo resultan a menudo insoportables, incluso para la gente normal… Realmente «Los Excéntricos» son un soplo de aire fresco, capaces de arrancar a tocar a contrapié y encima salir airosos, dejando al público con un palmo de narices. VIRTUOSOS Y POETAS «Los Excéntricos» nos demuestran que dos y dos son cinco, que podemos apartar la escalera pero ellos se quedarán enganchados al pincel y, por tanto, que el mundo sólo es lo que de él se hace según la manera en que se prefiera mirar, con o sin humor, con o sin fantasía, aceptando o no la única realidad válida. La clave está en no actuar como si la vida fuera una tragedia, ya que después de todo ninguno de nosotros saldremos vivos. Una serie de imágenes surrealistas y poéticas que sirvieron para resaltar otra de las virtudes del trío: tres auténticos músicos, verdaderamente fantásticos en su género, capaces de tocar bien cualquier tipo de instrumento, como si de una guitarra española se tratara, pero sobre todo para interpretar bien, con sensibilidad e inspiración cuando se tenía que poner punto y final tocando la “Vie en Rose” con la sierra musical. En definitiva, un auténtico espectáculo popular, burlesco como debe ser, que logró un gran éxito de público en el teatro Nouveautés, que consiguió, para la ocasión, un lleno hasta el gallinero con el espectáculo «Música Maestro», interpretado con auténtica maestría, dejándonos a todos con una sonrisa en la cara que nos durará días.
Pierre Challier - La Nouvelle République